Estuve una semana en Rapa Nui. Me demoré una semana en hacer las maletas y comprar las cosas para llevar, buscar los carnets de mis hijos y organizar todo, fuimos parte del mar humano en el aeropuerto, los últimos en subirnos al avión. Stress.
En la isla se enfermó mi hijo menor, le dio fiebre, vómitos y diarrea. Nice. Pero cuando uno se convierte en mamá se enciende ese switch del preveerlo todo y llevaba una mini farmacia a bordo.
Luego hubo que preocuparse de los almuerzos, la comidita para llevar al paseo, que no faltara el juguito y las galletitas, repelente, bloqueador solar, las entradas al Parque Nacional, la cámara, el teléfono, que no se me olvidaran los niños ni el marido (jajajajjajaa)
Entonces reflexioné "¿qué son las vacaciones?" Porque éstas de vacaciones no tienen nada.
Hasta casarme, no estaba acostumbrada a salir de vacaciones. Mis viejos nunca tuvieron plata para salir a ninguna parte, me colaba con mis amables amigas que se apiadaban de mi, luego trabajé todos los veranos. Entonces nunca supe lo que era estar ociosa y con permiso para hacerlo.
Cuando llegaron los niños, las vacaciones se transformaron en sólo cambiar la cocina de una ciudad a otra y como en broma digo "lavar los platos con vista al mar" jajajajaja
Pero esta semana, aún cuando recorrimos muchos lugares y no paramos, me di cuenta lo maravilloso que es poder tener la oportunidad de desconectarse aunque sea por unas horas de todo lo que nos preocupa en la vida diaria... de mirar el mar, respirar aire puro y la calma. Podría decirse que descansé como nunca .....
Pero de todas maneras me escaparé un fin de semana sola algún día, un fin de semana sólo para mi, me lo merezco <3
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